Valientes… hasta para soñar

martes, 8 de diciembre de 2015

 

Hace unos años salió un libro que el mundo pensó que era mágico y que arreglaba todos los problemas. Su nombre es El Secreto. Escribo esto porque hoy sigue estando ahí, pero ya no sé si aquellos que entonces lo compraron lo siguen poniendo en práctica. Yo sí  lo hago. Creo en el poder que el Universo ejerce en mi vida.

Hay formas fáciles de aplicarlo, como por ejemplo, cuando vas conduciendo hacia una calle en la que es imposible aparcar y visualizas un sitio para ti, y al doblar la esquina, hay un sitio vacío. Puedes pensar que es casualidad, una vez. ¿Y todas las siguientes? ¿No te ha pasado nunca, acordarte al azar de una persona y que después  de muchos años, aparezca nuevamente en tu vida?

El libro me enseñó a visualizarme como un imán que puede atraer cosas positivas a mi vida. ¿Bello, verdad?

 El mundo parece que se ha vuelto loco y los telediarios están llenos de noticias horribles. Me encantaría que existiera un medio informativo que llenara este planeta sólo de noticias positivas. Sería como una antena de emisiones bonitas  emitiendo vibraciones  de alto voltaje prácticamente a lo ancho y largo de todo nuestro hermoso planeta.

Estas mismas palabras que lees en este instante. Quiero plantearte que es posible vivir mejor, que seas valiente para soñar. ¿Por qué no crearte una esperanza en vez de amargarte este instante? Parece que el pasatiempo favorito del mundo es quejarse.  De lo malo se habla mucho y se comparte en el día a día y en las redes sociales más. ¿Y qué pasa con los sentimientos y las cosas buenas, bellas y bonitas que llenan nuestro día a día? ¿Por qué nos avergüenza decir que somos felices al compartir un tranquilo desayuno o al recibir un mensaje  whats up que no esperábamos?

Reconozco que visualicé cosas muy difíciles y se cumplieron. ¡Y con creces! En esta vida hay que ser valiente incluso para soñar. ¡Sueña lo más raro, extraño e irreal que se te ocurra! Vamos a liberarnos de las cadenas que muchas veces nosotras mismas nos ponemos y seamos libres para sonreír y ser felices. Y contagiar alegría. ¡Es gratis y puedes alcanzar con una sonrisa lo que las palabras no son capaces de inundar! Si contagio un poquito de  felicidad cada día, por la noche, mi corazón descansa tranquilo. Y el Universo, al día siguiente, me la devuelve, y todo vuelve a empezar…

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