Sentirse pequeña
y necesitar unas manos
cercanas donde reposar.
Pensar que dejas de respirar,
y no saber si alguien
escuchará
que tu corazón ya no late.
No sentir miedo de estar sola
y sentir pánico porque nadie duerme a tu lado.
Querer incorporarse para escribir
y sentir que traspasan tu costado
y dejarse ir
por el cansancio de los párpados.
Ser valiente para decirte:
¿Puedes quedarte hoy conmigo?
y ser cobarde para callarlo.
Amo la noche...
pero hoy se me hizo muy larga.
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